Cuando una persona es demasiado importante para ti, la vez en todas partes, y en los buenos tiempos siempre estaba en tu mente, en tus palabras, en todo.
Cuando esa persona está ausente, sea por la razón que sea, sigues visualizándola en todo.
En este día, me di cuenta como aquella persona es tan importante. La extraño muchísimo, y siento la ausencia de todo, desde una toma de manos, un beso, una mirada, hasta cosas tan profundas que entre nosotros se entiende.
Pero entre vista borrosa, una cosa en mi habitación destaco. Un pachoncito oso blanco y negro, con su bufandita roja me miraba, con cara de pena. Apenas lo vi, fue innato; instintivo... lo tome, lo acurruque en mis brazos, y el protagonista era él. Como si su dolor estuviera reflejado en el oso. Como si el oso fuese él.
De adolorida, pase a ser consoladora. En el momento que vi sus pequeños y oscuros ojos de platico, vi una gran pena, pero a la vez, como si me dijera, "Gracias por estar aquí".
Un escalofrió, no de susto, si no de..., no sé, mezcla de alegría, nostalgia, pena y amor, me recorrió el cuerpo. Si una persona te ama tanto, cualquier obsequio que alguna vez te haya dado, un pedazo de su alma queda con él. Esa sensación de escalofrió fue la que recorrió mi cuerpo.
Le acaricie el rostro, y lo abrase tan fuerte, que pude sentirlo.
Sentirte.
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